» El cerebro humano y los desafíos del trabajo futuro en momentos de transformación «

Columna de opinión de Pedro Maldonado A., Ph.D. Profesor Titular Facultad de Medicina Universidad de Chile.

El desarrollo tecnológico y los avances en el conocimiento de cómo funciona el cerebro humano, tendrán un impacto importante en el trabajo del futuro. Por un lado, avances tecnológicos, particularmente en el ámbito de la Inteligencia Artificial (IA), impactarán profundamente la fuerza laboral. La inteligencia artificial está remplazando o reemplazará muchos trabajos que están relacionados hoy con tareas cognitivas de discriminación, clasificación y caracterización, como la decisión sobre un préstamo bancario o diagnósticos médicos. Al mismo tiempo, la IA será una oportunidad para crear nuevas actividades laborales, permitiendo a las personas contribuir con aspectos más creativos y de desarrollo conceptual.

Asimismo, en un plazo temporal mayor, el desarrollo de las neurotecnologías (como las interfaces cerebro-máquina) permitirán cambios importantes en las habilidades cognitivas de las personas, aumentando así sus capacidades para la realización de distintas y nuevas tareas. Aquí se presenta un reto importante al tener que definir el marco ético que conllevan estos desarrollos y que ya está siendo discutido por la sociedad. Otro enorme desafío asociado a estos desarrollos tecnológicos tiene relación con la reconversión laboral, dado que la gran mayoría de los trabajadores de nuestro país se desempeñan en sectores productivos, donde la automatización y la mejora cognitiva tendrán el mayor Impacto. En este sentido, parece razonable para una organización buscar comprender cómo y cuándo ocurren estos desarrollos tecnológicos, para prever el impacto que tendrán y modificar las competencias de las personas que trabajan en esas organizaciones y así enfrentar adecuadamente la transformación.

Por otro lado, el avance del entendimiento sobre el cerebro humano tendrá un impacto en la manera en cómo nos relacionamos social y laboralmente, y cómo utilizamos nuestras capacidades cognitivas. En un mundo cambiante, las organizaciones deben tener suficiente flexibilidad mental colectiva. Esto implica la adopción de prácticas grupales que permitan un cuestionamiento de las suposiciones existentes, asegurándose de poder adaptarse rápidamente a los desafíos organizacionales, al mismo tiempo que se reconocen las oportunidades que aparecen. Si bien es imposible predecir con certeza el futuro, la flexibilidad mental que reconoce y valorar las múltiples perspectivas de los miembros de una organización, conlleva la generación de más y mejores soluciones a largo plazo.

Una de las características contradictorias del cerebro humano es la necesidad de establecer un modelo mental que nos permita funcionar en nuestro entorno personal y organizacional. Como consecuencia de esto, con el tiempo nos hacemos mentalmente más conservadores en nuestras ideas y conductas. Pero, al mismo tiempo, el cerebro mantiene la habilidad de adaptarse a nuevos cambios y necesidades. Encontrar el equilibrio entre estas dos fuerzas es clave para la continuidad y desarrollo de nuestras organizaciones.

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